Biografía Científica:

Algunas reflexiones sobre su obra

Frente a la corriente de especialización que ha marcado la ciencia del siglo XX, F. Cordón elaboró una teoría que integra los datos que la biología experimental ha ido acumulando a lo largo de los últimos doscientos años. Puede decirse que, radicalmente fiel a Darwin, siguió desarrollando la teoría de la evolución hasta inducir un método que le permitió ahondar en la interpretación de la evolución de los seres vivos, y que le llevó a enfrentarse a un nuevo orden de problemas biológicos, entre los que destacan tres: cómo surgen, cuál es la naturaleza y cuál es la secuencia evolutiva de los seres vivos.

"En esta etapa de mi vida tengo la impresión de que, manteniéndome fiel a la corriente evolucionista anterior personificada en Darwin, nuestro esfuerzo de cuarenta años esta cooperando a una inflexión de la biología –necesariamente evolucionista- que pide la época, a saber, centrar la atención en definir los grandes tipos de ser vivo, por su proceso de origen filogénico y ontogénico".

F. Cordón alcanzó el objetivo que su trabajo de biólogo le había impuesto, el de ofrecer un modelo concreto de ser vivo explicado desde el proceso evolutivo de la realidad. Pero con su muerte quedó interrumpido su Tratado en la que consideró la segunda etapa de la evolución celular, la de la célula autótrofa. Su obra, pues, debe ser continuada con la investigación y redacción de la Parte Segunda del Tratado relativa a los tipos de células y asociaciones de células ulteriores, y la Parte Tercera del Tratado relativa al origen, naturaleza y evolución del animal (incluido el hombre).

En la Fundación de Investigación sobre Biología Evolucionista, (FIBE), Madrid, 1980

Sus libros Cocinar hizo al hombre y La naturaleza del hombre a la luz de su origen biológico son esbozos de lo que hubiera sido el último capítulo de su Tratado, dedicado al hombre.

Se conserva, en la Biblioteca Nacional de España, una enorme cantidad de notas inéditas, referidas especialmente a cuestiones sobre la proteína, la célula y el animal, acumuladas a lo largo de años y a las que su autor no tuvo tiempo de dar forma definitiva.

Como atestiguan sus conferencias, cursos y seminarios, a pesar de desarrollar su actividad alejado de la docencia, F. Cordón gozó de gran prestigio en vida y tuvo una importante actividad como conferenciante y formador de jóvenes investigadores. De especial interés por su carácter didáctico es su libro Historia de la bioquímica.

Su compromiso con la sociedad de su tiempo le llevó a reflexionar sobre la ciencia y la cultura, de lo que dan cuenta algunos de sus artículos de divulgación, y libros como La actividad científica y su ambiente social, Pensamiento general y pensamiento científico y La función de la ciencia en la sociedad.

El rigor científico exige que, como en toda nueva teoría, el modelo de ser vivo de F. Cordón posea una capacidad interpretativa de lo conocido y previsora de lo por conocer superior a la de los modelos actuales. Hasta ahora la capacidad explicativa de su teoría del ser vivo ha cumplido esta exigencia al dar cuenta coherente del conjunto de los datos bioquímicos referentes a la proteína y a la célula. Pero el modelo de ser vivo por él inducido ha de mostrar la misma aptitud explicativa para los tipos de seres vivos cuya interpretación falta. Si esto fuese así, el modelo de ser vivo que ha propuesto F. Cordón permitirá al biólogo no sólo dar una coherencia superior a la gran cantidad de datos experimentales acumulados, sino responder a problemas que la biología actual todavía no se plantea, a saber: cuál es la naturaleza de cualquier tipo de ser vivo, entendida como un campo físico, que continuamente surge de su soma, y que está en permanente interacción con su ambiente, al que constantemente transforma.

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