Biografía Científica:

COMIENZO DE SU TRABAJO TEÓRICO DESDE LOS EXPERIMENTOS EN INMUNIDAD

Los hechos de inmunidad le sugieren la existencia de un ser vivo,de naturaleza proteínica, entre la molécula y la célula

En 1945, en Madrid, continuó su trabajo para la industria farmacéutica en el Instituto de Biología y Sueroterapia (IBYS) especializado en sueros y vacunas.

Allí su experimentación en inmunidad le llevó a inducir que el primer hecho de cualquier proceso de inmunización en un animal es la multiplicación de la proteína externa inmunizadora (antígeno) en un tipo de sus células que posee una proteína muy similar, multiplicación que provoca en estas células un trastorno; en tanto que las células afectadas sintetizan la proteína extraña también la expulsan y es neutralizada por otra proteína (anticuerpo) producida por las células de su sistema inmunitario. Para la inmunología vigente el efecto primero de toda inmunización es la multiplicación del anticuerpo, para F. Cordón este efecto es una respuesta secundaria a la continua multiplicación intracelular del antígeno en un tipo de células perturbadas del animal que posee una proteína propia muy semejante a él.

Después de elaborar esta hipótesis estudió y tradujo el Tratado de Inmunología de R. Doerr (Die Inmunitätsforschung), publicado en ocho tomos.

Esta obra le permitió: considerar hasta que punto su opinión difería de la que es comúnmente aceptada; constatar que todos los hechos observados por la inmunología eran conciliables con su interpretación; comprobar que los hechos mal interpretados o no interpretados en la teoría actual se integraban bien en la suya. Por todo ello se mantuvo fiel a su hipótesis de que proteínas extrañas se multiplican en determinadas células específicas del animal provocando en él procesos de inmunidad.

Para comparar la explicación en uso de los fenómenos de inmunidad y la propia realizó un experimento en el que midió los determinantes inmunológicos de la toxina tetánica (un antígeno) que inyectó en el cerebro de cobayos. Demostró que los animales inoculados multiplican en su cerebro los determinantes inmunológicos del tétanos hasta rebasar ampliamente la toxina introducida, determinantes que pudo medir por su capacidad de neutralizar el suero antitetánico. En 1954 expuso su interpretación de la inmunidad en el libro Inmunidad y automultiplicación proteica.

Su investigación en inmunidad le fue imponiendo que la proteína globular no es reducible a una simple macromolécula, ni su comportamiento se puede explicar exclusivamente por las leyes de la química. Sus observaciones señalaban la existencia de una organización intermedia entre la célula y la molécula, con un comportamiento característico que la diferencia de la una y de la otra. Postuló la existencia de un ser vivo de naturaleza proteínica, directamente subcelular y supramolecular, que denominó provisionalmente individuo protoplásmico.

"Claro que inicialmente la idea de que hubiera un nivel de foco de acción, experiencia y conciencia inferior a la célula me repugnaba, iba contra mis prejuicios. Durante cien años la célula se había impuesto como la unidad primordial de la vida, aunque ciertamente antes la célula era concebida como una suerte de caja donde funcionaba la materia viva. Mi descubrimiento conectó con este pensamiento clásico".

Sus trabajos en inmunidad determinaron el comienzo de su actitud crítica respecto a la biología vigente. Mientras la inmunología actual, como la biología en general, trata de explicar los seres vivos estudiando el comportamiento de sus moléculas (busca inútilmente explicar los hechos biológicos mediante las leyes de la química), a F. Cordón, por el contrario, sus experimentos en inmunidad le impulsaron a transformarse de químico en biólogo, desde su convicción de que la interpretación de los fenómenos de inmunidad son inabordables sin entender los seres vivos que los provocan.

Aunque en esta época F. Cordón ya estaba convencido de la existencia de un nivel proteínico entre la molécula y la célula, aún no comprendía con claridad la naturaleza de la proteína (cuestión que contestaría posteriormente), por lo que se propuso entender lo que llamaba nivel proteínico o protoplásmico.

Comenzó por comparar el comportamiento de las proteínas con el de las moléculas y por preguntarse por el proceso de surgimiento de las proteínas desde moléculas complejas, esto es, se planteó el origen del ser vivo desde lo inorgánico en la superficie terrestre.

Reunión con colaboradores en el Instituto de Biología y Sueroterapia (IBYS). Madrid, 1958

Crítica a la interpretación reduccionista del surgimiento de la célula directamente desde la molécula, en especial desde los ácidos nucleicos

El origen de la vida para los biólogos es sinónimo del surgimiento de la célula desde la molécula, ya que para ellos la célula es el ser vivo más sencillo. Además, la interpretación dominante sobre el origen de la célula es la de que ésta se organizó desde los ácidos nucleicos y que, desde entonces, la mutación aleatoria de los ácidos nucleicos en la célula es el motor de la evolución biológica.

Para F. Cordón esta suposición dota a los ácidos nucleicos de capacidades incongruentes con el nivel molecular, capacidades que ningún químico ha observado en ninguna molécula. F. Cordón afirmó que 1) suponer que los ácidos nucleicos pueden inducir la propia reproducción, producir otras moléculas de composición notoriamente distintas a ellos, las proteínas, y todo ello sin consumo de sí mismos, y 2) suponer que las proteínas son moléculas capaces de reconocerse espacialmente y coordinarse entre sí para establecer el incesante dinamismo del interior de la célula, es atribuir tanto a los ácidos nucleicos como a las proteínas propiedades que rebasan el comportamiento de todo tipo de molécula.

El descubrimiento posterior en biología (que pone en entredicho la interpretación inicial de los ácidos nucleicos) de que la producción de los ácidos nucleicos y de las proteínas en el interior de la célula son procesos causados por la actividad de proteínas coordinadas en la célula, y no por los ácidos nucleicos, no ha cuestionado la noción de que las moléculas de ácidos nucleicos posean las misteriosas capacidades sustantivas que se les atribuyen. F. Cordón razonó que el hecho de que se mantengan estas incongruencias en la interpretación de las capacidades de los ácidos nucleicos se debe, una vez más, al peso del desarrollo de la química sobre la biología o, dicho de otro modo, al peso del reduccionismo a lo molecular de lo biológico, que lleva a considerar a los seres vivos como sistemas moleculares mas o menos complejos, y que obliga al biólogo a prescindir de plantearse su objetivo: entender el ser vivo en su condición esencial de agente. Introducción a la reproducción y a la herencia de las unidades de integración.

"…Desde que, hacia mis cuarenta años, percibí la inseguridad de algunos principios de la ciencia admitida (desde que se me desmitificó la ciencia y la vi como lo que es, no un edificio concluso sino una tarea a realizar) mi pensamiento adquirió una cualidad nueva: …he tenido la tendencia, no a negar la convicción propia, sino a tratar de apoyarla en el pensamiento general admitido. Siempre he procurado una crítica constructiva que buscara poseer a fondo no las lagunas y debilidades de lo que leo (lo que en general es fácil) sino el fondo de verdad descubierto…"

La necesidad de conceptos biológicos, y no químicos, para una interpretación de los seres vivos

Por entonces su respuesta al origen de los seres vivos desde la molécula se redujo a argumentar que la propuesta de la existencia de un nivel proteínico entre el molecular y el celular obliga a interpretar el proceso de evolución desde la molécula hasta la primera célula en dos grandes etapas sucesivas: 1) la etapa de la evolución molecular de la cual surge la primera proteína, y 2) la etapa de la evolución proteínica que culmina con el origen de la primera célula. Ahora bien, su conclusión fundamental fue la de que no es posible comprender el origen y evolución de los seres vivos sin una interpretación correcta de la naturaleza de éstos.

En esta época F. Cordón consideraba ya con firmeza la necesidad de definir, desde los datos experimentales, los conceptos biológicos que permitan fundamentar una biología interpretada desde el proceso de la evolución, lo que para él implicaba comprender como en este proceso han ido apareciendo sucesivamente los seres vivos de diferentes niveles de complejidad, ya que la jerarquía de la composición de éstos sugiere implícitamente que no han surgido simultáneamente sino que lo han hecho de modo secuencial en etapas progresivas de la evolución biológica.

En 1958 reunió una serie de conferencias sobre sus reflexiones más generales de entonces en un libro que tituló Introducción al origen y evolución de la vida.

Además, durante este periodo realizó las primeras traducciones al castellano de libros claves de la biología de la época, como Genetics and the origin of species de Th. Dobzhansky o Animal Species and Evolution de E. Mayr, que le permitieron intuir las implicaciones de sus incipientes conceptos en biología.

Así, a partir de sus trabajos experimentales en inmunidad, surgió el núcleo originario de su teoría sobre los seres vivos y empezó a cuestionarse qué es un ser vivo, cómo un ser vivo surge de seres vivos del nivel inmediatamente inferior y cuántos niveles de ser vivo hay.

Faustino Cordón: Biólogo Evolucionista by Herederos de Faustino Cordón, licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License. Licencia de Creative Commons